Víctor López-Rúa

El aura que no cesa Del 6 de febrero de 2020 al 16 de marzo de 2020

Nota de prensa y C.V.
Víctor López-Rúa. El aura que no cesa. Piso superior
Víctor López-Rúa. El aura que no cesa. Piso superior
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Víctor López-Rúa. El aura que no cesa. Piso inferior
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Víctor López-Rúa. El aura que no cesa. Piso inferior
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 “...Nos aventuramos, por consiguiente, a predecir lo difícil que será desterrar el placer de la experiencia estética, porque éste, cuyo origen se halla en la recompensa a una adaptación evolutiva, no sólo hace acto de presencia en aquellos escenarios benévolos y agradables o en los que, en un determinado estadio de la civilización se transforman en bellos, sino también -y sorteamos la incómoda identidad arte-belleza- se experimenta en situaciones aborrecibles, o en aquellas peligrosas donde se pone en riesgo nuestra integridad, ya que el placer puede funcionar como un refinado estímulo que controla la amenaza, como sucede en las prácticas sadomasoquistas.


 Así las cosas, la carga de la prueba, me temo, les corresponde a aquellos que, levantándose sobre la estética adorniana, encastillados en la ideología y autoinvestidos de una pretendida aristocracia del saber, huyen del placer estético cabalgando a lomos de la mala conciencia cultural ante el irremediable destino que les aguarda: porque, aún después de Auschwitz, a pesar de un militante y estanco neoplatonismo, calcinada su ira contra la consumista sociedad del espectáculo, entre murmullos de perplejidad y castañetear de dientes, podrán verse liberados ¡ay! de la prohibición de gozar de la experiencia del arte...” 

 Víctor López-Rúa. 
El aura que no cesa 




 “...We venture, accordingly, to predict how hard it will be to banish the pleasure of the aesthetic experience, because this, whose origin is in the reward to an evolutionary adaptation, not just makes an appearance in those benevolent and pleasant settings or in which, in a certain stage of civilization, they become beautiful, but also -and we raffle the awkward art-beauty identity- often experienced in abhorrent situations, or in those dangerous where we put at risk our integrity, since pleasure can work as a refined stimulus that controls threat, as in sadomasochistics practices. 

 Thus, the burden of proof, I am afraid, is reserved to those that, rising from the adornian aesthetics, trapped in the ideology and self-invested from a purported aristocracy of knowledge, they flee from the asthetic pleasure riding on the backs of the cultural bad conscience faced with the irretrievable fate that awaits them: because, after Aushwizt, despite a militant and watertight neo-platonism, calcined their anger against the consumerist society of spectacle, amongst whispers of perplexity and chattering teeth, they can be released oh! of the prohibition of enjoying the art experience.” 

 Víctor López-Rúa. 
The aura that never ceases





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